martes, 30 de julio de 2013

45 Alcione y Ceice

a. Alcíone era hija de Éolo, guardián de los vientos, y Egialea. Se casó con Ceice de Traquis, hijo del Lucero del Alba, y fueron tan felices con su mutua compañía que ella se atrevió a llamarse a sí misma Hera y a su esposo, Zeus. Esto, como es natural, molestó a los olímpicos Zeus y Hera, quienes desencadenaron una tormenta sobre el barco en el que viajaba Ceice para consultar con un oráculo y le ahogaron. Su ánima se apareció a Alcione, quien, muy contra su voluntad, se había quedado en Traquis y en consecuencia, enloquecida por la pena, se arrojó al mar. Algún dios compasivo los transformó a ambos en martín pescadores.
b. Ahora, cada invierno, la martín pescadora lleva a su macho muerto con grandes lamentos a su entierro y luego construye un nido muy compacto con las espinas de la ortiga de mar, lo lanza al mar, pone sus huevos en él y empolla sus polluelos. Hace todo eso en los Días del Alción, o sea, los siete que preceden al solsticio invernal y los siete que le siguen, mientras Éolo prohibe a sus vientos que agiten las aguas.
c. Pero algunos dicen que Ceice se transformó en una gaviota.

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1. La leyenda del nido del alción o martín pescador (que no tiene fundamento en la historia natural, pues el alción no construye nido de ninguna clase, sino que pone los huevos en agujeros a la orilla del agua) sólo puede referirse al nacimiento del nuevo rey sagrado en el solsticio de invierno, después de que la reina, que representa a su madre, la diosa Luna, ha conducido el cadáver del rey viejo a una isla sepulcral. Pero como el solsticio de invierno no siempre coincide con la misma fase de la luna, debe entenderse «cada año» como «cada Gran Año» de cien lunaciones, al término del cual el tiempo solar y el lunar sincronizaban aproximadamente y terminaba el período del rey sagrado.
2. Homero relaciona el alción con Alcíone (véase 80.d), título de Cleopatra, la esposa de Meleagro (Ilíada ix-562) y con una hija de Éolo, guardián de los vientos (véase 43.h). Halcyon no puede significar, por lo tanto, hal-cyon, «perro marino», como se supone habitualmente, sino que debe corresponder a alcy-one, «la reina que evita el mal». Confirma esta derivación el mito de Alcione y Ceice, y la forma en que son castigados por Zeus y Hera, La parte de la leyenda referente a la gaviota no exige que se insista en ella, aunque esta ave, que emite un grito quejumbroso, estaba consagrada a la diosa del Mar, Afrodita, o Leucótea (véase 170.y), como el alción de Chipre (véase 160.g). Parece que a fines del segundo milenio a. de C. los navegantes eolios, que habían, accedido a adorar a la diosa Luna pre-helénica como su antepasada y protectora divina, se hicieron tributarios de los aqueos adoradores de Zeus y se vieron obligados a aceptar la religión olímpica. «Zeus», que según Johannes Tzetzes (Antehomérica 102 y ss. y Milenios i.474), había sido hasta entonces un título ostentado por reyezuelos (véase 68.1), quedó reservado en adelante para el Padre del Cielo únicamente. Pero en Creta la antigua tradición mística de que Zeus nacía y moría anualmente se mantuvo hasta la época cristiana, y se mostraban tumbas de Zeus en Cnosos, el monte Ida y el monte Dicte, cada uno de ellos centro de un culto diferente. Calímaco estaba escandalizado y en su Himno a Zeus escribió: «Los cretenses son siempre mentirosos. Han llegado incluso a construir tu tumba, ¡oh, señor! Pero tú no has muerto, porque tú vives eternamente». Se cita esto en Tito i.12 (véase 7.6).
3. Plinio, quien describe detalladamente el supuesto nido del alción —al parecer el zoófito llamado halcyoneum por Linneo— informa que al alción se le ve raras veces, sólo en los dos solsticios y cuando se ponen las Pléyades. Esto prueba que fue originalmente una manifestación de la diosa Luna, que era alternativamente la Diosa de la Vida-en-la-Muerte en el solsticio invernal, y de la Muerte-en-Vida en el solsticio estival, y que cada Gran Año, a comienzos de noviembre, cuando se ponen las Pléyades, envía al rey sagrado su cita para la muerte.
4. Otra Alcíone más, hija de Pléyone («reina navegante») y Atlante, era la guía de las siete Pléyades (véase 39.d). El orto bellaco de las Pléyades en mayo iniciaba el año de la navegación; su ocaso indicaba su fin, cuando (como observa Plinio en un pasaje sobre el alción) sopla un viento norte notablemente frío. Las circunstancias de la muerte de Ceice muestran que los eolios, que eran navegantes famosos, adoraban a la diosa como «Alcíone» porque los protegía de los arrecifes y el mal tiempo. Zeus hundió con un rayo el barco de Ceice a despecho de los poderes de la diosa. Sin embargo, a alción se le atribuía todavía el poder mágico de apaciguar las tormentas; y su cuerpo, cuando estaba seco, se utilizaba como talismán contra los rayos de Zeus, probablemente basándose en que allí donde golpea no vuelve a golpear. El Mediterráneo tiene tendencia a la calma en el solsticio de invierno.


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