domingo, 28 de julio de 2013

El concurso de los comedores de carne

Zeus, adoptando la forma de cisne, se unió con la reina Leda de Esparta. Al cabo
de un tiempo, Leda puso un huevo azul que contenía tres bebés, uno de los cuales llegó
a ser Helena de Troya. Los otros dos fueron los llamados gemelos celestiales o dioscuros. Castor, el mayor, se haría famoso como domador de caballos y Pólux, el menor,
en el pugilato. Entre ambos ganaron casi todas las pruebas de los juegos olímpicos y
siempre se mantuvieron unidos.
Sus primos, Idas y Linceo, hijos gemelos de Poseidón, también se mantuvieron
siempre unidos. Idas era un magnífico lanzador de jabalina y Linceo fue el hombre con
la mejor vista del mundo. Podía ver en la oscuridad o localizar un tesoro enterrado,
fijando su vista sobre la tierra. Linceo fue el primero en ver al jabalí de Calidón y dar la
voz de alarma. Y durante el viaje de los argonautas, Jasón lo eligió para ser el vigía del
Argos.
Las dos parejas de gemelos se llevaron bien durante la expedición de Jasón y
durante la cacería del jabalí de Calidón, puesto que debían enfrentarse a un peligro
común. Pero más tarde, Castor y Pólux robaron a las dos hermanas gemelas con las que
estaban prometidos Idas y Linceo; las raptaron y se casaron con ellas. Esto hubiera
significado una batalla, si Idas no se hubiera enamorado oportunamente de una chica
llamada Marpesa y no le hubiese cedido encantado su antigua amada a Castor. Tiempo
después, el dios Apolo intentó quitarle Marpesa a Idas y éste gritó:
—Quiero a Marpesa más que a mi propia vida, Apolo. Acepta batirte en duelo
conmigo. No tienes derecho a robar las mujeres amadas de los hombres mortales sólo
porque seas un dios.
Zeus admiró la valentía de Idas y sentenció:
—Que sea Marpesa la que elija entre Idas y Apolo.
Marpesa eligió a Idas, con esta explicación:
—Sería estúpido casarse con un dios. Me he fijado en que los dioses siempre
abandonan a sus esposas mortales, en cuanto éstas se hacen un poco mayores. Pero Idas
será mi esposo durante toda la vida. Así que elijo a Idas.
Linceo también encontró esposa y les dijo a los gemelos celestiales:
—Ahora todos podemos volver a ser amigos.
—¿Por qué no? —contestó Castor—. ¿Qué os parece si vamos a Arcadia, los
cuatro juntos, y robamos ganado al rey Iaso?
—Podría ser divertido —aprobó Idas.
Al día siguiente, las dos parejas de gemelos robaron ciento una vacas del rey
Iaso y derrotaron a los soldados que salieron a perseguirles.
De vuelta a casa, se detuvieron junto a un arroyo y Pólux preguntó:
—¿Cómo nos repartiremos el ganado de forma justa? Ciento uno no puede
dividirse exactamente por cuatro.
Lo echaron a suertes y le tocó a Idas resolver el problema. Éste mató una vaca,
la cortó por la mitad, asó ambas partes y, después, dijo:
—Propongo un concurso de comida. Esta mitad de la vaca es para Linceo y para
mí; ésta otra para vosotros dos. Mirad, corto cada mitad en cuartos. De las cien vacas

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