domingo, 28 de julio de 2013

El golem (IV)

Otra version ligeramente diferente del Golem.
En los tiempos de Rodolfo II de Habsburgo (1576-1612), y por efecto de su influencia, Praga se encontraba sometida a la jerarquización de las disciplinas iniciáticas, entre las que destacaban la alquimia y la magia. Amigo de las Artes y de las Ciencias, concebidas al modo de su época, el emperador se caracterizó por un mecenazgo radical que compensaba su mediocridad en otros asuntos de Estado. Dentro del castillo, en un espacio conocido popularmente como la callejuela dorada, habitaban -bajo su protección- magos, alquimistas y cabalistas provenientes de toda Europa. El Imperio Alemán había capturar, entre otros, a figuras tales como John Dee y Edward Kelley , que desplegaban sus estudios y discusiones desde el ágora y los laboratorios que a tales afectos habían sido dispuestos en la residencia oficial.Entre los personajes de la callejuela dorada destacaba quien, por aquel entonces, era considerado uno de los cabalistas más respetados: el mítico e inquietante rabí Lew. Los judíos de Praga contaban una curiosa historia sobre él. Según ellos, el rabino había logrado crear, gracias a sus conocimientos sobre la Cábala, un autómata de barro al que dio vida colocando sobre su frente un pergamino con la palabra hebrea emeth (verdad). Cada viernes Lew borraba la primera letra de la palabra para que en el pergamino se leyera meth (muerte), de este modo el ser perdía sus propiedades vitales y volvía a transformarse en una masa de barro.

Pero un viernes Rabí Lew olvidó borrar la letra del pergamino. Dicen que éste se encontraba en la sinagoga leyendo el salmo 92 cuando un griterío proveniente del exterior lo alertó sobre los desastres que su criatura estaba haciendo en la judería. El ser se había liberado de sus ataduras y había comenzado a sacudir violentamente los cimientos de las casas. Luego de una breve lucha, el cabalista logró trasformar la emeth en meth para que el peligro deviniera nuevamente en un inofensivo muñeco de barro. Sin inquietarse demasiado, y atendiendo a que la lectura del salmo 92 se había interrumpido, ordenó que el mismo se leyera por segunda vez. A partir de esta historia se explica que aún hoy -y cada viernes-, en la sinagoga Alt-Neu de la judería de Praga, la lectura del salmo 92 (tópico corriente en la liturgia hebrea) se repite dos veces de forma intencional.De acuerdo a esta tradición, los restos de la criatura fueron ocultados en el desván de la sinagoga. Se dice que varios años después el rabino Ezequiel Landau subió al desván para ver sus restos. Cuando bajó de allí prohibió que nadie, en el futuro, volviera a entrar en la habitación. De todos modos, y siempre de acuerdo a la leyenda, cada 33 años el autómata se deja ver, fugazmente por las calles de Praga.

(Via: Rabí Loew y el Golem)
Esta es otra version de la leyenda del Golem , en la cual tambien se utiliza la palabra emeth para infundirle vida al ser de barro, aqui la diferencia con la otra version es que , (1) era su creador el que decidia cambiar la palabra emeth (verdad) por meth (muerte) y (2) asi con la palabra meth en la frente el golem no poseia vida , digo por si alguien piensa que basicamente es la misma historia ,pues la verdad no.

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