domingo, 4 de agosto de 2013

154 El Argo vuelve a Grecia

a. Al llegar a Corcira, que entonces se llamaba Drepane, los colquideos encontraron al Argo varado frente al islote de Macris; sus tripulantes celebraban alegremente el resultado afortunado de su expedición. El caudillo de los colquideos fue a ver al rey Alcínoo y a la reina Arete y les pidió en nombre de Eetes que le entregaran a Medea y el vellocino. Arete, cuya protección había solicitado Medea, mantuvo a Alcínoo despierto esa noche quejándose de los malos tratos a que los padres someten con demasiada frecuencia a sus hijas errantes: por ejemplo, de la crueldad de Nicteo con Ántíope y de Acrisio con Dánae. «Inclusive ahora —dijo— esa pobre princesa Metope languidece en un calabozo epirota por orden de su inhumano padre, el rey Équeto. La han cegado con clavos de bronce y puesto a moler granos de cebada de hierro con un molino pesado. 'Cuando los conviertas en harina te devolveré la vista', se mofa de la pobre muchacha. Eetes es capaz de tratar a esta encantadora Medea con la misma barbarie si le das la oportunidad.»'.

b. Finalmente Arete consiguió que Alcínoo le dijera qué sentencia iba a dictar a la mañana siguiente, a saber: «Si Medea es todavía virgen volverá a Cólquide; si no lo es, podrá quedarse con Jasón». Dejando a Alcínoo profundamente dormido, Arete envió a su heraldo para que advirtiera a Jasón lo que podía esperar, y él se casó con Medea inmediatamente en la Cueva de Macris, la hija de Aristeo y en un tiempo nodriza de Dioniso. Los argonautas celebraron la boda con un suntuoso banquete y extendieron el vellocino de oro sobre el lecho nupcial. Por la mañana Alcínoo pronunció su sentencia, Jasón alegó que Medea era su esposa y }os enviados de Cólquide no pudieron cumplir las órdenes de Eetes ni volver a su patria por temor a su ira. En consecuencia, algunos se establecieron en Corcira y otros ocuparon las islas ilirias, no lejanas de la Eea de Circe, que ahora se llaman Apsírtidas, y después construyeron la ciudad de Pola en la tierra firme de Istria.

c. Cuando, un año o dos después, Eetes se enteró de lo sucedido, casi murió de rabia y envió un heraldo a Grecia reclamando la persona de Medea y una compensación por los perjuicios que se le habían causado, pero le informaron que todavía no se había pagado compensación alguna por el rapto de lo por hombres de la raza de Eetes (aunque la verdad era que ella había huido porque la perseguía un tábano) y que por tanto no se pagaría ninguna por la partida voluntaria de Medea.

d. Jasón sólo necesitaba ahora doblar el cabo Malea y volver con el vellocino a Yolco. Pasó sin inconvenientes por delante de las Islas de las Sirenas, donde las melodías arrebatadoras de esas mujeres-aves fueron contrarrestadas por los acordes todavía más bellos de la lira de Orfeo. Solamente Butes se arrojó de cabeza al mar con el propósito de nadar hasta la costa, pero Afrodita le salvó; lo llevó al monte Érix por el camino de Lilibea y allí lo hizo su amante. Algunos dicen que las sirenas, que ya habían perdido sus alas a consecuencia de un desafortunado concurso de canto con las Musas, patrocinadas por Hera, se suicidaron a causa de su fracaso al no haber podido vencer a Orfeo; pero todavía estaban en su isla cuando pasó por allí Odiseo una generación después.

e. Luego los argonautas navegaron con buen tiempo a lo largo de la costa oriental de Sicilia, donde vieron los rebaños sin iguales de Helio paciendo en la costa, aunque se abstuvieron de robar alguno de ellos. De pronto les azotó un terrible viento norte que en nueve días los llevó a las partes más lejanas de la Libia; allí una ola enorme lanzó al Argo contra las rocas peligrosas que se alzan a lo largo de la costa, y luego se retiró, dejando a la nave en seco a una milla o más tierra adentro. Un desierto inanimado se extendía hasta donde alcanzaba la vista y los argonautas se preparaban ya para morir cuando la triple diosa Libia, vestida con pieles de cabra, se apareció a Jasón en un sueño y le tranquilizó. Eso les animó y [colocando el Argo sobre rodillos] lo llevaron, mediante la fuerza de sus hombros, hasta el salado lago Tritonis, a varios  kilómetros de distancia, trabajo que les ocupó doce días. Todos habrían muerto de sed de no ser por un manantial que Heracles, en su viaje en busca de las manzanas de oro de las Hespérides, había hecho brotar recientemente de la tierra.

f. Canto fue muerto por Cafauro, un pastor garamante, cuyo rebaño se llevaba, pero sus compañeros le vengaron. Y apenas habían sido enterrados los dos cadáveres cuando Mopso pisó una serpiente libia que le mordió en el talón; una densa niebla le cubrió los ojos, se le cayó el pelo y murió con grandes dolores. Los argonautas, después de hacerle un entierro de héroe, comenzaron una vez más a desesperar, pues no podían encontrar salida alguna del lago.

g. Pero Jasón, antes de embarcarse para este viaje, había consultado con la Pitonisa de Delfos, quien le dio dos trípodes de bronce macizos, y Orfeo le aconsejó que con uno de ellos propiciase a los dioses del país. Cuando hizo eso se apareció el dios Tritón y tomó el trípode sin ni siquiera pronunciar una palabra de agradecimiento, pero Eufemo le cerró el camino y le preguntó cortésmente: «Por favor, señor, ¿tendrías la bondad de dirigirnos al mar Mediterráneo?» Por respuesta, Tritón se limitó a señalar hacia el río Tacape, pero, como si lo hubiera pensado mejor, le entregó un terrón que otorgó a sus descendientes la soberanía sobre la Libia hasta el presente. Eufemo agradeció el don con el sacrificio de una oveja y Tritón consintió en transportar el Argo llevándolo por la quilla, hasta que una vez más estuvo en el Mediterráneo. En el camino predijo que cuando el descendiente de cierto argonauta se apoderase del trípode de bronce y lo llevase de su templo, un centenar de ciudades griegas se alzarían alrededor del lago Tritonis. Los trogloditas libios, al enterarse de esa profecía, ocultaron inmediatamente el trípode en la arena y la profecía no se ha realizado todavía.

h. Dirigiéndose hacia el norte, los argonautas llegaron a Creta, donde les impidió desembarcar Talos, el centinela de bronce, creación de Hefesto, quien apedreó al Argo según su costumbre. Medea llamó amablemente al monstruo y le prometió hacerlo inmortal si bebía cierta poción mágica, pero era una una bebida que producía el sueño y mientras Talos dormía Medea le quitó el clavo de bronce que taponaba la única vena que le corría desde el cuello hasta los tobillos. De ella brotó el licor divino, un líquido incoloro que le servía de sangre, y el monstruo murió. Sin embargo, algunos dicen que, hechizado por los ojos de Medea, Talos tambaleó, rozó el talón contra una roca y se desangró. Otros, que Peante le le hirió en el talón con una flecha.

i. En la noche siguiente el Argo fue alcanzado por una tormenta del sur, pero Jasón invocó a Apolo, quien envió un relámparo que puso al descubierto a estribor la isla de Anafe, una de las Cíclades, donde Anceo consiguió varar la nave. En agradecimiento, Jasón erigió un altar a Apolo; y las dos esclavas feacias de Medea que le había dado la reina Arete rieron alegremente cuando, por falta de una víctima, Jasón y sus compañeros hicieron libaciones de agua sobre los tizones ardientes  del sacrificio. Los argonautas las reprendieron en respuesta y forcejearon amorosamente con ellas, costumbre que sobrevive hasta el presente en el Festival Otoñal de Anafe.

j. Cuando llegaron a Egina realizaron una competencia para ver quién era el primero que llenaba un cántaro con agua y lo llevaba de vuelta a la nave, carrera que corren todavía los eginetas. Desde Egina el viaje fue sencillo hasta Yolco, trayecto que hacen cada año numerosos barcos, y lo realizaron con buen tiempo y sin peligro alguno.

k. Algunos bardos disponen estos acontecimientos en un orden distinto: dicen que los argonautas repoblaron Lemnos en el viaje de vuelta y no cuando navegaban para Cólquide; otros, que su visita a Libia se realizó antes que comenzara el viaje a Ea, cuando Jasón fue en el Argo a consultar con el oráculo de Delfos y le desvió de su curso una tormenta súbita. Otros más sostienen que navegaron por la costa occidental de Italia y a un puerto de la isla de Elba en el que desembarcaron le llamaron Argos, por el Argo, y cuando se quitaban el sudor en la playa se convertía en guijarros  de diversas formas. Además, que fundaron el templo de Hera Argiva en Leucania; que, como Odiseo, pasaron entre Escila y Caribdis; y que Tetis y sus nereidas les guiaron al pasar por las llameantes Planktai o Rocas Errantes, que ahora están firmemente asentadas en el lecho del mar.

l. Hay quienes sostienen que Jasón y sus compañeros exploraron la región que rodea a Eea en Cólquide y llegaron hasta la Media; que uno de ellos, Armeno, tesalio del lago Boebe, se estableció en Armenia y dio su nombre a toda la región. Justifican esta opinión señalando que los monumentos heroicos en honor de Jasón, erigidos por Armeno en las Puertas Caspianas son muy venerados por los bárbaros, y que los armenios todavía visten como los tesalios de la antigüedad.

1.      El mito de Metope, que no dan por completo Homero ni Apolonio de Rodas, recuerda los de Ame (véase 43.2) y Antíope (véase 76.b). Al parecer ha sido deducido de una ilustración que mostraba a la diosa del Destino sentada en una tumba; su molino era el molino del mundo, alrededor del cual, según el Tratado sobre asuntos campesinos de Varrón, gira el sistema celestial, y que aparece en los Edda escandinavos, manejado por las gigantas Fenia y Menja, y en los Jueces, manejados por Sansón, el héroe Sol ciego de Tiro. La diosa de los molinos harineros, Deméter, era una diosa del infierno

2.      El relato que hace Herodoto de la embajada enviada por Eetes a Grecia tiene poco sentido a menos que sostenga que la princesa argiva Io no huyó a Cólquide en un ataque de locura, disfrazada de novilla, y posteriormente la  divinizaron los egipcios como Isis (véase 56.b), sino que los colquideos (a quienes describe como reliquias del ejército del Faraón Sesostris que invadió el Asia) se apoderaron de ella en una incursión y la vendieron en Egipto.

3.      Las tres Sirenas (Homero sólo menciona a dos) eran hijas cantoras de la Tierra, que atraían a los marineros a las praderas de su isla, donde se amontonaban los huesos de sus víctimas anteriores (Odisea xii. 39 ss. y 184 ss.). Se las describía como mujeres-aves y tienen mucho en común con las Aves de Rhiannon en el mito gales, que lloraban por Bran y otros héroes; Rhiannon era un Deméter de cabeza de yegua. Al país de las sirenas se lo comprende mejor como la isla sepulcral que recibe al ánima del rey muerto, como la Avalon de Arturo (véase 31.2); las sirenas eran al mismo tiempo las sacerdotisas que le lloraban y las aves que frecuentaban la isla —sirvientas de la diosa Muerte. Como tales pertenecían a un culto preolímpico—, que es por lo que se dice que fueron vencidas en un certamen con las hijas de Zeus, las Musas. Se les da variadamente como lugar de residencia las islas Sirenusas frente a Pesto, Capri y las cercanías del cabo Péloro de Sicilia (Estrabón: i.2.12). Parejas de sirenas se grababan todavía en las tumbas en la época de Eurípides (Helena 167) y su nombre se deriva habitualmente de seirazein, «atar con una cuerda»; pero si, como es más probable, proviene del otro seirazein que significa «secar» las dos sirenas representarían aspectos gemelos de la diosa en el solsticio estival, cuando los pastos griegos se secan: Ante-vorta y Post-vorta, la que ve proféticamente el reinado del nuevo rey y la que llora al viejo (véase 170.7). El tipo de la sirena-pez es post-clásico.

4.      El rebaño de Helio se componía de trescientas cincuenta cabezas y era un regalo de su madre, la diosa Luna (véase 42.1 y 170.10). Varias colonias de Corinto y Rodas en las que se adoraba al toro celeste se habían instalado en Sicilia. Odiseo conocía a Helio con el nombre de Hiperión (véase 170.c).

5.      El lago Tritonis, en otro tiempo un enorme mar interno que sumergió las tierras de los atlantes neolíticos, se ha ido achicando lentamente desde entonces y aunque seguía teniendo un tamaño respetable en la época clásica —el geógrafo Scylax le calculó unas novecientas millas cuadradas— ahora ha quedado reducido a una línea de pantanos salados (véase 39.b). Neith, la diosa triple de Libia vestida con pieles, se anticipó a Atenea con su égida (véase 8.1).

6.      Mopso, cuya muerte por la mordedura de una serpiente en el talón era común (véase l06.g, 117.C y 168.e), aparece también en el mito de Derceto (véase 89.2), la Dictina filistea. Otro Mopso, nieto de Tiresias, sobrevivió a la guerra de Troya (véase 169.c).

7.      Cafauro es un nombre extraño para un libanes —caphaura es una palabra arábiga que significa «alcanfor», planta que no se da en Libia—, pero los mitógrafos no entienden mucho de geografía.

8.      Talos ,el hombre de bronce, es un personaje compuesto: en parte toro del cielo, en parte rey sagrado con un talón vulnerable, y en parte una demostración del método de la cire-perdue en la fundición del bronce (véase 92.8).

9.      El sacrificio con agua en Anafe recuerda el que ofrecían los judíos en el Día de los Sauces, la culminación de su festival de los Tabernáculos, -cuando llevaban en solemne procesión el agua desde el Estanque de Siloam; la carrera del agua egineta formaría parte de una ceremonia análoga. Los Tabernáculos comenzaban como un festival de la fertilidad en el otoño y, según el Talmud, a los fariseos se les hacía difícil refrenar el «atolondramiento» tradicional de las mujeres.

10.  «Guijarros de formas variadas», cristales de hierro, se encuentran todavía en las orillas del Elba.

11.  Tetis guió al Argo a través de las Planktai a la entrada del estrecho de Messina como Atenea lo guió a través de las Planktai a la entrada del Bosforo. Odiseo las evitó eligiendo el paso entre Escila y Caribdis (véase 170.t). Las Planktai occidentales son las islas Lípari volcánicas.

12.  Armenia, que significa Ar-Minni, «la tierra alta de Minni» —Minni es convocada por Jeremías (ii.27) a la guerra contra Babilonia—, no tiene una relación histórica con el Armeno del lago Boebe. Pero Minni es, al parecer, el Minia al que menciona Josefo (Antigüedades i. 1.6) cuando describe el Diluvio de Noé: y el nombre del Minia tesalio, antepasado de los minios, podía ser un vínculo verosímil entre Armenia y Tesalia.

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