viernes, 2 de agosto de 2013

126 El cuarto trabajo: El jabalí de Erimanto

a. El cuarto trabajo impuesto a Heracles consistió en capturar vivo al Jabalí de Erimanto, animal feroz y enorme que frecuentaba las laderas cubiertas de cipreses del monte Erimanto y los matorrales del monte Lampea en Arcadia; y hacía estragos en la región que rodeaba a Psófide. El monte Erimanto se llama así por un hijo de Apolo al que había cegado Afrodita porque la había visto bañarse desnuda; Apolo se vengó transformándose en un jabalí y mató a Adonis, el amante de Afrodita. Sin embargo, la montaña está consagrada a Artemis.

b. Heracles, al pasar por Fóloe en su viaje al Erimanto —donde mató a Sauro, un bandido cruel— fue agasajado por el centauro Folo, hijo de Sileno con una de las ninfas del fresno. Folo sirvió a Heracles carne asada, pero él prefería la cruda y no se atrevió a abrir el cántaro de vino comunal de los centauros hasta que Heracles le recordó que era el mismo cántaro que, cuatro generaciones antes, Dioniso había dejado en la cueva precisamente para aquella ocasión. Los centauros se enojaron cuando olieron el vino fuerte. Armados con grandes rocas, abetos desarraigados, teas y hachas de carnicero, irrumpieron en la cueva de Folo. Cuando Folo se ocultó aterrado, Heracles rechazó audazmente a Aquio y Agrio, sus dos primeros atacantes, con una descarga de teas. Néfele, la abuela nublosa de los centauros, hizo que cayera un fuerte chaparrón que aflojó la cuerda del arco de Heracles y dejó el piso resbaladizo. A pesar de ello Heracles se mostró digno de sus hazañas anteriores y mató a varios centauros, entre ellos a Orio e Hileo. Los otros huyeron a Malea, donde se acogieron a la protección de su rey Quirón, quien había sido arrojado del monte Pelión por los lapitas.

c. Una flecha arrojada por el arco de Heracles atravesó el brazo de Élato y se clavó temblando en la rodilla de Quirón. Apenado por el accidente sufrido por su viejo amigo, Heracles le extrajo la flecha y aunque Quirón mismo proporcionó vulnerarios para curar la herida, resultaron inútiles y se retiró gritando a la cueva; pero no podía morir, porque era inmortal. Prometeo se ofreció más tarde a aceptar la inmortalidad en su lugar y Zeus aprobó ese arreglo; pero algunos dicen que Quirón prefirió la muerte no tanto por el dolor que sufría como porque ya estaba cansado de su larga vida.

d. Los centauros huyeron en varias direcciones: unos con Euritión a Fóloe; otros con Neso al río Eveno; algunos al monte Malea, y otros más a Sicilia, donde los destruyeron las Sirenas. Posidón recibió a los restantes en Eleusis y los ocultó en una montaña. Entre los que Heracles mató posteriormente estaba el arcadio Hómado, que había tratado de violar a Alcíone, la hermana de Éuristeo; vengando así noblemente una ofensa inferida a un enemigo, Heracles conquistó gran fama.

e. Entretanto, Folo, mientras enterraba a sus parientes muertos, extrajo una de las flechas de Heracles y la examinó. «¿Cómo una criatura tan robusta pudo sucumbir por un mero rasguño?», se preguntaba. Pero la flecha se le deslizó de los dedos, le atravesó el pie y lo mató. Inmediatamente Heracles interrumpió la persecución y volvió a Fóloe, donde enterró a Folo con honores extraordinarios al pie de la montaña que había recibido su nombre. Fue en esa ocasión cuando el río Anigro adquirió el mal olor que ahora tiene desde su fuente misma en el monte Lapito, porque un centauro llamado Pilenor, a quien Heracles había herido con una flecha, huyó a lavarse su herida en él. Sin embargo, algunos sostienen que Melampo había causado el hedor algunos años antes arrojando en el Anigro los objetos pestilentes utilizados para purificar a las hijas de Preto.

f. Heracles partió luego para cazar al jabalí por las orillas del río Erimanto. Apresar con vida a un animal tan salvaje era una tarea de una dificultad extraordinaria; pero él lo desalojó de un matorral con fuertes gritos, le hizo ir a un profundo ventisquero y allí saltó sobre su lomo. Lo ató con cadenas y lo llevó vivo a hombros hasta Micenas; pero cuando supo que los argonautas se reunían para su viaje a Cólquide dejó el jabalí fuera de la plaza del mercado y, en vez de esperar nuevas órdenes de Euristeo, que estaba oculto en su tinaja de bronce, salió con Hilas para unirse a la expedición. No se sabe quién mató al jabalí capturado, pero sus colmillos se conservan en el templo de Apolo en Cumas.

g. Según algunas versiones, Quirón fue herido accidentalmente por una flecha que le atravesó el pie izquierdo mientras él, Folo y el joven Aquiles agasajaban a Heracles en el monte Pelión. Nueve días después Zeus colocó la imagen de Quirón entre las estrellas como el Centauro. Pero otros sostienen que el Centauro es Folo, quien fue honrado por Zeus así porque superaba a todos los hombres en el arte de profetizar valiéndose de las visceras. El Arquero del Zodíaco es también un centauro: Croto, quien vivía en el monte Helicón y era muy querido por sus hermanas adoptivas, las Musas.

1.      Los jabalíes estaban consagrados a la Luna a causa de sus colmillos en forma de media luna y parece que el heredero que mataba y castraba a su mellizo el rey sagrado se disfrazaba de jabalí cuando lo hacía (véase 18.7 y 151.2). El ventisquero en que fue vencido el Jabalí de Erimanto indica que este trabajo se realizó en el solsticio hiemal. Aquí Heracles es el niño Horus y venga la muerte de su padre, Osiris, en su tío Set, quien se presenta disfrazado de jabalí; la prohibición egipcia de comer carne de jabalí se levantaba sólo en el Solsticio hiemal. La ceremonia yuletida de la cabeza de jabalí tenía su origen en este mismo triunfo del nuevo rey sagrado sobre su rival. Adonis es asesinado para vengar la muerte de Erimanto, el heredero del año anterior, cuyo nombre, «adivinando mediante la suerte», indica que fue elegido echando suertes para matar al rey sagrado. Como el monte Erimanto estaba consagrado a Ártemis, y no a Afrodita, tuvo que ser Ártemis quien se bañó, y el rey sagrado, y no su heredero, quien la vio hacerlo (véase 22.i).

2.      Es probable que la batalla de Heracles con los centauros, como la batalla análoga en la boda de Pirítoo (véase 102.2) representara originalmente el combate ritual entre un rey recientemente instalado y sus adversarios con disfraz de animales. Sus armas tradicionales eran las flechas, una de las cuales, para establecer su soberanía, disparaba hacia cada una de las cuatro partes del firmamento, y una quinta directamente al aire. Quizá este mito es también un testimonio de las guerras fronterizas entre los helenos y los montañeses prehelenos de la Grecia septentrional.

3.      Flechas envenenadas que caían en, o eran disparadas contra, una rodilla o un pie causaron la muerte no sólo de Folo y Quirón, sino también de Aquiles, el discípulo de Quirón (véase 92.10 y 164.;), todos ellos reyes sagrados de Magnesia, cuyas almas recibían naturalmente las sirenas. La presencia de centauros en Malea se deriva de una tradición local según la cual Sileno, el padre de Folo, nació allí (Pausanias: iii.25.2); a los centauros se los representaba con frecuencia como mitad cabras más bien que como mitad caballos. Su presencia en Eleusis, donde Posidón los ocultó en una montaña, indica que cuando el iniciado en los misterios celebraba un casamiento sagrado con la diosa intervenían en la ceremonia bailarines vestidos de caballos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario